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A ver si cuela…

La semana pasada, intentando aprovechar que en este ambiente bélico muchas neuronas se toman vacaciones (recuerden aquello de Groucho Marx: «La inteligencia militar es una contradicción en sus términos»), el ministro italiano Umberto Bossi propone que se prohiba la entrada de más musulmanes a Italia. Así de claro es el socio xenófobo de Berlusconi para decir lo que le pide el cuerpo. Pero es que además esgrime una razón de peso porque «no es fácil distinguirlos de los terroristas», dice el impresentable aprendiz de fascista. Es verdaderamente lamentable que estos botarates ocupen puestos en gobiernos europeos democráticos. Sobre todo porque no representan más que la punta del iceberg de políticas basadas en teorías tan endebles y con un sesgo ideológico tan poco recomendable (por su falta de seriedad y de rigor) como la referente al choque de civilizaciones. Por el bien de todos, recemos por que aparezcan nuevos ideólogos para los líderes del mundo libre.