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Un año

Sí, hace un año inauguré este blog. Empezó a caminar por el proceloso mundo de las bitácoras, si nos ponemos cursis. Y ahora sería un buen momento para valorar si me debo sentir satisfecho después de escribir ya aquí más de 60 apuntes. En función de las expectativas que tenía, estoy encantado de poder mantener este chiringuito abierto en el que colgar periódicamente alguna reflexión que otra. Espero que sea así por mucho tiempo: la moda de las bitácoras sigue en un punto álgido, aunque las hay que van cerrando. Pero, claro, es que para un grupo importante de ‘bitacoreros’ no es una moda. Se trata de adentrarse en una nueva forma de comunicación y publicación que proporciona la Red, que tardará además aún algunos años en consolidarse.

No sabría decir qué género dentro de los blogs tiene más visos de éxito en el futuro. Los personales tienen toda la pinta de lograr hacerse un hueco entre los hábitos de navegación de una mayoría: un blog bien escrito, que refleje la personalidad de su autor y cuente cosas interesantes merece la pena que esté entre las visitas frecuentes. Pero entre tantos que proliferan, solo los de personajes a los que terminas conociendo un poco tienen el poder de mantenerte como público fiel. En los de opinión, la clave está en interesar por algún motivo: vas definiendo una línea ideología clara (habrá quien te lea por afinidad en las opiniones; otros por todo lo contrario), o bien mantienes una constante atención por tratar ciertos temas en los que la opinión que cada uno se forma tiene un peso muy importante.

Hay blogs temáticos que, en función de cómo lleven a la práctica el seguimiento de la actualidad relacionada con ese tema, se pueden convertir en verdaderos referentes dentro de ese sector del público. Como pasa también con los de opinión, demostrar un mínimo conocimiento sobre lo que se habla debe ser fundamental. Sobre todo porque más que muchas visitas, lo que se pretende es tener a un grupo de lectores habituales que no se cansen de leer siempre lo mismo. Creo que, aunque con trabajo, se está consiguiendo que muchos internautas tengan a blogs entre sus visitas habituales. Y ese camino es imparable, por mucho que ahora otros formatos (prensa online, e-zines) gocen de más credibilidad o confianza por parte de ese mismo público objetivo que buscan los blogs.

Una de las claves para el futuro está en no caer en la trivialidad. Una bitácora es normalmente una apuesta individual por crear un punto de comunicación con el resto de la gente, y dista de asemejarse a la consolidación de la cabecera de una publicación. Pero al igual que en los medios de masas se detecta una mayor o menor atención por la calidad de lo que se ofrece según el medio de que se trate, en las bitácoras sería triste que, en general, nosotros, los que hasta ahora estábamos al otro lado, sigamos la tendencia de despreocuparnos por cuáles son las cosas a las que les damos importancia. Se corre el riesgo de confirmar eso de: ‘entretenimiento basura’ implica que detrás hay un ‘público basura’. Internet es interactividad, y lo que circule es reflejo de los intereses de sus usuarios. También en los blogs.