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La energía del sol

Es moneda corriente encontrarse en los periódicos un tratamiento amplio, preocupantemente extenso, de muchos asuntos triviales de actualidad y, en cambio, tener que buscar entre los pequeños artículos la referencia a temas que, humildemente, uno juzga de mucha más importancia. Siguiendo esta norma, que cumple la mayor parte de lo publicado en la prensa diaria, tuvo que ser en una columna de una página par de un periódico de esta semana donde me he topado con una corta entrevista a un catedrático que se me antoja mucho más interesante que la entrevista que ese mismo diario publica hoy mismo en su contraportada. La cuestión energética es poco atractiva para protagonizar la portada de un lunes junto a los resultados deportivos, pero nos va en ella que los estadios puedan seguir iluminándose los domingos de partido y los coches de Fórmula Uno puedan continuar corriendo en los circuitos para el divertimento de los amantes de la velocidad. En la entrevista a la que me refiero, es el científico Antonio Luque, ingeniero de Telecomunicaciones y catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid, quien responde a las preguntas.

El titular que resalta el periodista puede resultar obvio: «La energía solar no te hace rico, pero mejoras el medio ambiente». Pero encierra un mensaje importante que Luque, experto en energía solar, no trata de ocultar. El problema energético que tenemos planteado es el agotamiento de unos recursos que actualmente fundamentan un modelo de explotación natural con un límite evidente: cuando no haya petróleo, la sociedad tendrá que cambiar muchas cosas si quiere mantener el modelo de producción y el estilo de vida que este combustible fósil lleva aparejado. El aprovechamiento directo de la energía que obtenemos del sol es una de las soluciones más reiteradamente colocadas en el centro de la prioridad política. Sin embargo, ante lo insostenible del uso de un petróleo que puede terminar acabándose en pocas décadas, crear una alternativa con la base de la energía solar no ha tenido a favor una fuerza que le diera el empujón necesario: la fuerza del mercado. La solar no es una energía tan rentable, no hace ricas a las empresas con grandes beneficios contables. En este momento, hay que apelar más a los beneficios sociales y a la ventaja medioambiental de la energía solar porque la lógica del máximo dividendo no sopla a favor de ella.

Antonio Luque lleva dedicándose desde la década de los setenta a la investigación en el campo de la energía fotovoltaica. La tecnología empleada en la producción de esta energía avanza cada vez más en la eficiencia y eficacia de las células solares. Como energía renovable que es, debería tener todas las oportunidades posibles para abrirse paso, pero algo falla si el sector no consolida su crecimiento. También es curioso que en España, con largas horas de sol a lo largo de casi toda su geografía, las empresas tengan como principal cliente Alemania. Con todo, es un buen signo el rumbo de Isofotón, iniciativa del propio Luque que salió de la Universidad de Málaga y que es una de las 10 mayores empresas fabricantes del mundo. El marco institucional debe adaptarse a la iniciativa de los instaladores de energía solar para propiciar que el uso sea cada vez mayor. En muchas viviendas de nueva construcción tendría que incluirse el sol como nueva fuente de rentabilidad: sería la mejor instalación para afrontar un futuro energéticamente incierto. Como dice Luque, en la Costa del Sol es un negocio producir energía solar en las casas y sin embargo aún no se hace. Hay mucho camino por recorrer.