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Medios digitales e ideologías

El salto de gigante que supone la popularización de internet para la comunicación política no está siendo aún suficientemente estimado. Llegará un momento en que se corrija la actual miopía, pues nadie duda que la red será la primera fuente informativa para una buena parte de la ciudadanía en no mucho tiempo. El clásico debate sobre si la lucha política se gana en los influyentes medios de papel o en los medios audiovisuales de masas está siendo superado por el fenómeno de la convergencia de ambos en internet. Tener el favor de la prensa escrita no era tan importante si no se contaba con la influencia de los informativos de TV, con más audiencia que los periódicos. Pero ahora el crecimiento de los medios digitales está dejando de lado esta disyuntiva, pues la fuerza de la red la colocaría en condiciones de marcarle el ritmo a los demás medios de comunicación. El uso de internet en el marketing político es cada vez mayor. Como es habitual, EEUU innova en el desarrollo de los nuevos medios años antes de que éstos se popularicen en Europa. Todavía puede parecer exagerado el papel protagonista que algunos expertos le otorgan a internet en la política estadounidense, pero lo cierto es que la utilización de esta herramienta ha llegado a ser masiva y es la vía de participación más eficaz para millones de ciudadanos. La influencia de internet en la política formal no puede sino crecer con el tiempo. Diarios, blogs, foros, son el ágora del siglo XXI.

El periodismo disperso o participativo, como ha sido llamado, no se restringe a los medios digitales más populares sino que está formado por miles de blogs. Un sistema informativo que se sustenta en micromedios interrelacionados y en el que la opinión adquiere una importancia vital. Se habla de que los nuevos ‘think tank’ o tanques de pensamiento están en la red y no en los pasillos de los congresos políticos. La propaganda y la comunicación de ideas se convierten en la era digital en una necesidad constante para los partidos: no se trata sólo de un sprint cada cuatro años. La carrera de fondo del marketing político tiene sus ojos puestos en internet, pues no hay invento que se ajuste mejor a la demanda de información de los votantes indecisos y los activistas inquietos. La inevitable bipolarización ideológica se plasma en la opinión de internet, a pesar de que exista un amplio margen para la diversidad. Se puede asegurar que las trincheras políticas de los medios de expresión son, en buena medida, un reflejo de la sociedad. Aunque también existe un efecto movilización de los sectores más activos. La internet política sobredimensiona los extremos y ofrece un cauce para los contenidos que no atraen la atención de los medios tradicionales. En este sentido, la opinión generalizada entre los conservadores de que la prensa está escorada a la izquierda y no recoge sus ideas ha sido un importante acicate para el nacimiento de medios digitales afectos a la derecha.

Pero el mito de la prensa liberal -de izquierda- no se sostiene. El periodista estadounidense Eric Alterman desmontó en «What liberal media?» la creencia de que los principales medios patrocinan las ideas izquierdistas. Que los periodistas sean de izquierda no ha significado un menor seguimiento de la agenda política conservadora, imperante en EEUU y otros muchos países. La mayoría de la prensa es propiedad de grandes empresas que se rigen por un criterio comercial: satisfacer a su público y, sobre todo, contentar al poder económico que le contrata publicidad. Pero la derecha se queja del maltrato de los grandes medios para favorecer el surgimiento de lo que en EEUU ha sido denominado ‘periodismo patriótico’, hooliganismo político para defender la doctrina conservadora, cuyo paradigma es la cadena Fox News. Prensa, radio y televisión son los escenarios de un periodismo cada vez más orientado a la opinión. Pero la batalla política en la que los medios de derecha parecen llevar la delantera se libra también en internet. Quizás la izquierda esté más desperdigada o se refugie en otras formas de expresión, porque la opinión digital que se refleja en los nuevos canales políticos está claramente decantada a la derecha. Es un hecho a tener en cuenta porque contradice la idea del equilibrio ideológico. La izquierda debe compensar la balanza tomando la red como un instrumento prioritario de opinión y marketing con el que ganar la batalla política.