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El compromiso

Como en este diálogo de La leyenda del ladrón de Juan Gómez-Jurado, a menudo se confunde la participación con la implicación en los asuntos. El compromiso de verdad. En las relaciones personales hay mucho escrito sobre el miedo al compromiso. Pero los cambios sociales han trasladado esa devaluación del compromiso a los ámbitos tradicionales de la implicación política, social o laboral con las organizaciones y con la sociedad. Para qué comprometerse si basta con participar. Hasta en la batalla de la política y en la interacción dentro de las organizaciones, se pretende a veces preparar un sucedáneo de huevos fritos con chorizo, en el que la participación, la apariencia y el postureo, sustituyen la implicación, la honestidad y el compromiso. El papel de la gallina es mucho más cómodo que el del cerdo. Eso es innegable.